Negligencia Médica, Error Humano, Accidente: ¿Cuál es la diferencia?¿Puede afectar a la Indemnización?
En numerosas ocasiones, no es fácil trazar una línea roja entre la negligencia médica y una desgracia imprevisible que tenga su causa en una conducta accidental. A este respecto es imprescindible aclarar que el trabajo de los médicos no es una “labor de resultado”, sino que se trata de una “labor de medios”. Esto quiere decir que los médicos nunca van a comprometerse en sanar al paciente, pero sí se comprometerán a realizar todo lo posible para que así sea.
Precisamente para determinar si los medios empleados fueron correctos, o por el contrario fueron insuficientes o incorrectos, existen los protocolos de actuación o “Lex Artis”. Si el médico actuó conforme a los conocimientos y el estado de la ciencia vigentes en el momento de su intervención, nos encontraremos ante una conducta diligente; Si por el contrario, el médico improvisó o se saltó el procedimiento aplicable al caso, nos encontraremos ante una conducta negligente.
Como decíamos al principio, es fácil confundir una conducta negligente con lo que se denomina coloquialmente un “accidente” o un “error humano”. Sin embargo, si el médico cumplió con todos los protocolos y el resultado dañoso viene producido por una circunstancia, que por ejemplo, la ciencia no había previsto hasta la fecha, no podremos reclamar su responsabilidad civil.
Por otro lado, la jurisprudencia del Tribunal Supremo Español ha previsto la “teoría del daño desproporcionado”, que consiste simple y llanamente en que si al paciente se le produce un daño completamente desproporcionado en relación a la enfermedad que padecía inicialmente, se presupone entonces que el médico ha actuado de forma negligente y deberá responder por ese daño desproporcionado.
En este sentido y para clarificar esa “doctrina del daño desproporcionado”, pondremos un claro ejemplo:
Paciente que se somete a una intervención quirúrgica para solventar unos problemas de espalda. Tras la operación, el médico afirma haber seguido todos los protocolos durante la misma, pero el paciente sufre una lesión medular irreversible y no puede volver a andar.
En este caso y pese a que el médico afirme que actuó de forma negligente, su versión de lo ocurrido cae por su propio peso… No admisible que el paciente entre a quirófano para una intervención sencilla y termine en una silla de ruedas. Así, para la aplicación de esta doctrina muy importante atender al riesgo que supone el tratamiento médico y a las desproporcionadas consecuencias que se derivan del mismo.
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